domingo, 7 de diciembre de 2008

Notas del viaje...

Llegamos en el mismo autobus desde Arica a un pueblo llamado Copiapó y el revisor canta "salida siete quinceeeee, salida siete quince" y como eran las cinco decidí estirar las piernas y visitar este encantador pueblecito. Dejé mi mochila en el bus sin nada mas que ropa (pensé) y los cargadores de móviles y demás cables. Estuve ojeando unas gafas de sol y descubrí gratamente que comparto el mismo tabique nasal que los herederos indígenas y que aquí, por fin, encontraría unas gafas de sol que me sentaran bien. Las necesitaba para controlar un poco mejor las situaciones en una estación, ver sin ser visto y además por el Sol de estos lares. Finalmente no me compré ningunas por falta de cambio así que seguí paseando. Ya cansado volví a la estación y busqué mi bus: este nooo, este tampoooco así que seguí esperando a la hora de partida... mientras pensaba que fué un error dejar la mochila dentro aunque no tuviera casi nada. En realidad si que tenía, tenía mi documentación española, las tarjetas, un libro y mi cuaderno de viajes (gracias Diana) donde había guardado un dinero. Me empecé a poner nervioso.
A las 19:19, viendo que no había movimiento de ningún autobús cama como el mio le pregunté a un vigilante de seguridad que me respondió que ningún autobús salía a las 19:15 y que preguntara en taquilla. Con cierto ataque de ansiedad me fumé a los treinta chilenos que disciplinadamente aguardaban cola y le pregunté, boleto en mano, al de la taquilla. El tipo me miro con media sonrisa y me dijo que mi bus salió a las 5:15...
LECCIÓN 1: Si un chileno dice 7 puede ser 7, 17, 677 o 330.327 porque únicamente dicen las dos últimas sílabas de lo que quieren decir. Mi autobús salió a las diesisiete quinse y a las siete quinse estaba yo desesperado sin mi mochila y delante de una taquilla esperando que el tipo que tenía delante fuera mínimamente resolutivo. Efectivamente lo fué y además, sin perder su insultante sonrisa me reubicó en el de las 21:00 haciendome incapié en que era a las NUEVE (sonrisilla en comisura), y que mi mochila quedaba en consigna en Santiago. Todo en su sitio, la mochila estaba y creo que no falta nada al menos de lo importante, parece mas reducida asi que descubriré con mas calma que alguien decidio ordenramela. Parto a Buenos Aires con las lecciones aprendidas.

Suena muy muy raro los villancicos a pleno sol y con chanclas... de hecho todo, excepto el clima, todo es igual. El árbol de navidad imita a un pino o un abeto que os aseguro que no abundan por aquí y de él cuelgan pequeñas botas rojas de Papa Noel. Los villancicos son los mismos que los nuestros (aunque sólo dicen las dos últimas sílabas de las palabras), y los belénes son pequeñas réplicas de lo que debió ser el famoso pesebre, todo igual que nosotros pero si antes me costaba creerlo ahora os podéis hacer una idea. He indagado sobre esto y a pesar de ser profundamente católicos en su mayoría lo que celebran es el Papa Noel, dejando la bajada de los reyes magos como algo anecdótico. Están chalados...

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